Creo haber leído las suficientes expresiones de rechazo a los hechos violentos acontecidos en Cataluña estos días; no obstante, me gustaría dejar constancia de las mías.
En los actos oficiales se comienza saludando a los compañeros, promotores, autoridades y público. Yo también comenzaré -haciendo un paralelismo- por el principio, por lo obvio. Sería algo así:
“Me siento profundamente apenado por los hechos que han tenido lugar estos días en Cataluña y condeno expresamente cualquier acto de violencia innecesaria que haya podido tener lugar. Deseo la pronta recuperación de todas las personas que pudieran haber sufrido lesiones en los incidentes y anhelo una rápida vuelta a la normalidad democrática.”
Mi inequívoca expresión de rechazo podría empezar así y entiendo que cualquier persona de bien podría suscribirla; estas declaraciones son obvias, generales, universales, solo los extremistas podrían rechazarlas. Pero quiero centrarme en otra, que cada vez parece estar más relacionada con la de cataluña -que irá a peor- y que me duelen desde hace mucho tiempo.
Ayer me acordé de aquel eslogan que hizo fortuna tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en varios trenes de la red de cercanías de Madrid. Os hago un breve resumen.
Esa mañana una serie de artefactos estallaron más o menos simultáneamente en varios trenes de cercanías, sembrando el caos en la ciudad y provocando la muerte de unas doscientas personas y miles de heridos. Yo vivía entonces en Sevilla y quedé conmocionado con la noticia, como supongo que la mayoría de vosotros. El gobierno de entonces, que estaba en funciones porque el domingo siguiente (el día 14) se celebraban elecciones generales, comenzó a informar en televisión y anunció que se barajaba la hipótesis de que hubiera sido la banda terrorista ETA la autora de los atentados. En este sentido, y por tratar de definir con más precisión la confusión del momento y el impacto brutal que había tenido el atentado en la opinión pública, el entonces Presidente del Gobierno Autónomo Vasco, Sr. Ibarreche, se apresuró a comparecer también en televisión para, entre otras cosas, lamentar los atentados y cargar contra ETA (os dejo un enlace a la comparecencia).
Recuerdo que fue Arnaldo Otegui, portavoz de Batasuna, el primero en aparecer negando la autoría de ETA, a eso de las diez y media. Después, durante la mañana, se sucedieron noticias, comunicados, informaciones que comenzaban a apuntar al terrorismo islamista.
En esta confusión, comenzó a hacerse circular la idea de que el gobierno estaba mintiendo deliberadamente con intención de conseguir réditos electorales de los atentados. Más que ventajas por el hecho de que hubiera sido ETA, los promotores del “pásalo” hacen circular la hipótesis de que el gobierno habría tratado de ocultar deliberadamente la autoría islamista de los atentados porque eso le perjudicaría al haber estado en la famosa foto de Las Azores. En la escalada del conflicto hábilmente generado por los partidos de izquierdas y sus medios afines, se organizaron acciones violentas para cercar las sedes del Partido Popular. El sábado, jornada de reflexión para las elecciones del domingo, las sedes del partido que en ese momento ostentaba el Gobierno en las principales ciudades de España aparecían cercadas por manifestantes y custodiadas por la policía. Yo acudí a la de Sevilla, en la calle Palos, para comprobar por mis propios ojos lo que no podía creer; y efectivamente era así: la sede del Partido Popular estaba cercada con vallas y custodiada por un importante dispositivo policial ante la presencia frente al edificio de un nutrido y heterogéneo grupo de manifestantes que aporreaban cacerolas y gritaba consignas como “Fascistas Asesinos” y “queremos votar sabiendo la verdad”.
Estos hechos vienen ahora a colación dado que no hace mucho el líder del partido político Podemos declaró estar entre los autores de aquella campaña en una entrevista con Iñaki Gabilondo y se asemejan sospechosamente a algunas de las acciones de «violencia pasiva» que continuamos viendo hoy.
Una de las frases de mi madre que mejor recuerdo es esta: “tú, si algún día haces algo que no está bien, me lo cuentas si quieres, que no pasa nada, o no me lo cuentes; pero lo que no soporto es que me mientas”.
Yo tampoco soporto la mentira, ni cuando soy yo el que miente. Me siento mal durante días y después no puedo olvidarlo, tengo que terminar confesándolo. Puedo entender una mentirijilla piadosa para evitar un mal mayor, una mentira a la defensiva a la que te lleven circunstancias en las que te veas amenazado tú o tu relato, pero la mentira que se elabora estratégicamente para hacer daño, para engañar a otros, para exacerbar de forma tramposa los sentimientos de la gente de buena fe, esa, no la perdono. No disculpo a los tramposos.
Y una trampa, ha servido, por ejemplo, al actual entrenador del Manchester City para conseguir transmitir a la opinión pública inglesa una idea sesgada, emotivamente manipulada, sobre la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en los incidentes del domingo en Cataluña, con este comentario publicado por La Vanguardia: “¡Le han roto los dedos a una chica por querer votar!”
El diario El Mundo publicaba ayer esta noticia: “La herida de “todos los dedos rotos” admite que sólo tiene capsulitis en uno”. Siguiendo lo que aparece en el cuerpo de la noticia, la información difundida por el entrenador catalán podría venir de esta fuente: un mensaje de voz que Marta Torrecillas, candidata de ERC-Units en un Ayuntamiento de la provincia de Barcelona y miembro de una mesa electoral en el Instituto Pau Claris de Barcelona el domingo, a la madre de un amigo (así es como aparece textualmente el mensaje en el artículo de diario «El Mundo»):
«No hacía nada más que defender a la gente mayor porque han pegado a niños y a gente mayor y me han cogido, me han tirado por las escaleras, me han tirado cosas, me han roto los dedos de la mano expresamente, uno por uno. En medio de las escaleras con la ropa levantada me han tocado las tetas mientras reían. Y me han pegado. Explícalo Laura, explica lo que están haciendo. Por favor, que se enteren todos. Y me han roto los dedos de la mano uno por uno expresamente. Esto es mucha maldad, mucha maldad, mucha…».
¿Qué puede pensar cualquier persona de buena fe que lea esto? No importa si es en Barcelona, Madrid, Sevilla, Londres, Mánchester, Nueva York, París o Berlín: ¿Qué puede pensar una persona de buena fe al leerlo?
Os dejo algunas imágenes, videos y enlaces para que juzguéis por vosotros mismos. Yo, ya he hecho mi juicio. Doy por zanjado en asunto del referéndum y me vuelvo a centrar en los míos, en la esperanza de que con información veraz y buena fe, consigamos que no vuelvan a engañarnos. No olvidemos que:
«Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada».
Edmund Burke
Por cierto, en las elecciones del 14 de abril de 2004 ejercí mi derecho al voto. el mío fue para el Partido Popular; A los motivos para hacerlo, más allá de mis legítimas preferencias personales, se sumó el hecho de que era lo que pensaba hacer antes de los atentados y no estaba dispuesto a que los terroristas ni los alborotadores que reventaron la jornada de reflexión del sábado 13 lo modificaran. Sigo pensando, y la fenomenal campaña orquestada el domingo para manipular a la opinión pública internacional me reafirma en esta convicción, que los tramposos fueron otros. En ningún momento pensé que el Ministro Acebes nos estuviera mintiendo. Creo que nos fue contando lo que sabía y que se vio desbordado por los brutales acontecimientos. Como todos.
No olvidemos que esa amenaza continua. No dejéis que os mientan de forma tan obscena.
Os dejo algunos enlaces: