Caja conmemorativa del 25 aniversario de Blade Runner.
“Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Naves de guerra ardiendo más allá de Orión. He visto rayos-c resplandecer en la oscuridad, cerca de la puerta de Tanhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir”.

No sabría deciros la fecha, ni el cine, pero fui a ver Blade Runner en Sevilla antes de cumplir los veinte años. Lo que si recuerdo vivamente es que estuvimos meses discutiendo el significado del unicornio de papel que dejaba el compañero de Deckard en la puerta de su casa después de haberlo dejado escapar con Rachel.

Me temo que el asunto del unicornio no conseguimos resolverlo, pero con el tiempo llegamos al convencimiento general de que Rachel era una replicante. Y no solo eso: sino que, además, daba igual que lo fuera o no y que todos nos habríamos ido con ella.

Después se fue consolidando el gran debate: ¿es Deckard un replicante? De hecho el mundo termino por estar dividido entre los que defendían que era humano y los que lo ponían en duda. Aquella zozobra existencial nos acompaño a todos hasta el nuevo milenio.

Yo tengo que reconocer que tuve dudas. Creo que me incliné más a pensar que Deckard no era humano después de leer Sueñan los androides con ovejas eléctricas.

Que Deckard fuera o no un replicante no era una cuestión baladí: algunos de nosotros -mi impresión es que la mayoría- se identificaban con Roy (el replicante que hace el famoso alegato final que cito), pero yo era mas de Deckard. Supongo que fue esa identificación adolescente lo que me hacía ver en él a un humano como yo, de los que teníamos que tomar decisiones difíciles.

La verdad es que soy muy de Blade Runner, tanto que Carmen no dudó en hacer una monumental cola en el Corte Ingles para regalarme la edición de coleccionista que sacaron por el 25 aniversario del estreno.

Ella misma me ha insistido para que fuera hoy al cine para ver la nueva versión. He ido solo, pero había bastante gente en la sala. Diría que con dos perfiles: personas de mi edad que probablemente pasaron por las mismas dudas que nosotros en los albores de la década de los 80, y jóvenes que, como nosotros entonces, habrán salido del cine identificados con unos u otros personajes; debatirán, como nosotros, cuales son y no replicantes y, sobre todo, si es moralmente reprobable eliminarlos, o asesinarlos, según la posición que adopte cada uno.

Yo guardo con cariño e ilusión mi caja del 25 aniversario para regalársela a mi hijo cuanto llegue el momento; y estoy deseando ver la película con él y saber con quien se identifica, que debatamos todas estas cuestiones. Ojalá y tenga ocasión de hacerlo.

Los hechos que se cuentan en la primera versión sucedían en 2019. Esa era una fecha muy, muy lejana y aquel paisaje lluvioso, oscuro, tétrico, claustrofóbico que se nos dibujaba era verosimil para muchos de nosotros entonces, pero el futuro no siempre es como lo hemos imaginado.

Hoy, después de ver Blade Runner 2049, he revivido algunas de esas extrañas sensaciones de adolescente. He jugado a cuestionar si mis recuerdo eran ciertos o habían sido implantados; y si llega a estar lloviendo cuando salí del parking, creo que habría llegado a dudar sí yo mismo soy humano o un Nexus 6 que ha conseguido esquivar el retiro.

Vamos, que he estado en El Cine.