Tienen que ser seguro cosas de la edad. El caso es que me acosté temprano el día de Nochevieja: muy poco después de tomar las uvas de rigor.
Las celebraciones de la noche que cierra el año se han ido convirtiendo de forma paulatina en una especie de bacanal de la que decidí desvincularme hace algunos años. Supongo que la llegada de Juan ha contribuido a ello, pero también las insufribles resacas. Mi muy mala salud de hierro me permite cada vez menos excesos.
Como ya había dormido lo suficiente que, dicho sea de paso, es cada vez menos, estuve en planta muy poco después de amanecer, así que salí a desayunar y me decidí a subir al cerro del Castillo. Aracena es una ciudad pequeña, altiva, coqueta, señorial y preñada de historia; de conventos, de iglesias, de palacios,…
Reconozco que me costó subir. Me habían advertido al salir de que no llevaba el calzado adecuado, así que eso, y la soledad de la mañana, me hicieron sentir un poco inseguro. No voy a decir que hiciera frío, pero unas caprichosas nubes comenzaban a acariciar las suaves elevaciones que rodean la ciudad. Algunas de ellas se animaron a acercarse al cabezo que coronan el Castillo y la Iglesia Prioral, tanto que conseguí tocarlas con la mano.
Allí estaba yo, recibiendo el año entre nubes en el lugar más alto de la capital de la Sierra de Huelva.
Es curioso como afecta la política a la toponimia. Yo me crié por estos lares: en la Sierra de Huelva. Aunque el territorio no ha cambiado demasiado desde entonces (alguna curva, urbanización, hotel rural, colegio o centro de salud más o menos) hace ya algunos años que los niños se crían, en función de la militancia de sus padres o sus maestros, en la Sierra de Aracena, en los Picos de Aroche, en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche o en la Sierra de Huelva. Todavía más curioso resulta como se reduce el topónimo en cuanto nos alejamos un poco. Cuando estamos fuera nos referimos a nuestra tierra como “La Sierra”. Sin más. Y no somos únicos al simplificar, los habitantes de cualquier otra parte de la provincia, y desde luego los de la capital, también se refieren a la Sierra de Aracena y Picos de Aroche como La Sierra.
Y suben a La Sierra, sin mas predicamentos ni prejuicios.
Yo vuelvo siempre que puedo. Creo que fue a Francisco Umbral a quien le oí decir que uno es de donde hizo el instituto. Yo lo hice entre mi pueblo y Sevilla. El de mi pueblo, era un centro homologado dependiente del Instituto San Blas de Aracena, así que, oficialmente, curse mis estudios de aquel Bachillerato Unificado Polivalente en la muy noble Ciudad de Aracena. Será por eso que no se muy bien de donde soy. Pero a todas estas tierras las reconozco como mías; las conozco, las entiendo.
Yo hace ya muchos años que digo que voy al pueblo y que fui relevado de las trincheras desde las que se trata de reescribir la historia cambiando los nombres de las calles, de los pueblos, de las regiones, de los países o de las sierras. Si uno es, siguiendo a Umbral, de donde hizo el instituto, yo soy de la Sierra de Huelva. Que por aquel entonces estaba en Andalucía Occidental. Pero esa sí que es ya otra historia.
Cómo llegar:
Castillo de Aracena
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Algunas fotos:
Un paseo por las nubes
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